La espera






La espera

“Sé que vas a llegar como un ángel.Tu pisada breve como un sonido de alas golpeteando me reafirma que sos mi contención, mi aliento, mis ganas de ser... El sonido de tus pasos llegando a casa;música reconocible entre tantos ruidos, es el signo insoslayable y único y eterno de tu presencia en el pasillo a oscuras.

Y yo te espero, sé que te espero con el beso en flor y la ansiedad del abrazo cotidiano y a la vez irrepetible y siempre nuevo, como el mismo transcurso de los segundos siglos que tardas en llegar a la puerta.

Distraigo la locura de mi espera haciendo tonterías: agarro un pincel, la pava para hacer el mate, para que no te des cuenta que muero y muero con tu ausencia. Imagino tu rápida ceremonia mientras te acercas: te acomodas la ropa, te pones un mechón de pelo detrás de la oreja, resoplas para espantar el fastidio de la rutina del trabajo, y si el tiempo que te dan esos pocos metros de pasillo lo permiten, te pintas los labios de memoria para dejar tu huella roja en los míos, (porque sabes que me encanta) en el beso de reencuentro cotidiano. Escucho el ruido de la cerradura en la puerta y mis pulsaciones se desbandan. La dejo con dos vueltas de llave a propósito para retardar alguna fracción de segundo tu entrada y hacer más intensa la locura de mi espera. Entras y yo me hago el distraído, y te saludo como indiferente, y muero y muero porque te cuelgues de mi cuello y me atenaces la cintura con tus piernas flacas, y me despeines, y digas... te extrañé...”


Carlos Vico
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