Marge... (y Valentina tras el vidrio)



Marge ... (Y Valentina tras el vidrio)


La flaca narigona y simpática destapa la botella de cerveza con una sonrisa que me recuerda a la tuya, Marge. Y no es que ella se parezca a vos, no. Ella es blanquísima con la blancura de la teta sin sol. Es sólo su sonrisa... Pone sobre la mesa unos platitos con maníes y queso cortado en dados, y se va balanceando los huesitos de sus caderas. Es entonces cuando quisiera que estuvieras aquí Marge, a mi lado. Pero el Pancho me saca del lugar de extrañarte y dice que hace dos días se puso el 38 en la sien, que gatilló cuatro veces y el tiro no salió. Dice que quiere morir porque su tío lo violó cuando tenía ocho años y no puede superarlo. José cuenta que si yo no hubiera aceptado la invitación de ayer a almorzar con él, se habría tirado bajo el tren, que está deprimido porque nunca conoció el amor, que la novia es una histérica, que yo no lo escucho... En la tele está chillando Marylin Manson. La boca morada y repleta de alambres quiere tragarse la cámara que lo filma, uno de sus iris negros se mueve enloquecido, y el otro ojo es como un coagulo de pus a punto de estallar. Sus alaridos se mezclan con las palabras de mis amigos, los suicidas frustrados. Pero yo sólo quiero escuchar tus palabras junto a mi oído Marge, nada más que eso. Les digo que lo intenten nuevamente, pero con métodos menos cruentos y más efectivos y dejen de dar vueltas, porque la muerte tiene bajo su capa una casa cálida y acogedora que los espera. Me siento un maldito hijo de puta pero no me importa, pues si se hubieran matado, Marge, ahora yo estaría solito y tranquilo junto a la mesa del bar "Mon Ami", sentado en mi rincón preferido, tomando alguna cerveza con maníes, pensándote sin interferencias, como siempre... Son esos momentos especiales donde me escapo de la muerte, Marge, el mundo desaparece y sólo queda el hueco en las baldosas donde escondo tu nombre. Valentina me ha observado a través del vidrio, pasó como un fantasma, y quizá entienda, por eso no entró en el bar, para no perturbar la locura de los segundos suicidas en que la ausencia es un todo, tu ausencia... Es que también ella lo sabe, ella comprende, porque hundida en su pozo de soledades muerde la rabia y el mango del pincel, hiere su carne con los bermellones y negros, pinta las paredes de su presidio auto convocado con la lengua marchita empapada de celestes... Claro, quiere que su encierro lo parezca menos, inventando un cielo sobre esa superficie oscura que mutila a la libertad... Eso me recuerda el deseo de retratarte desnuda Marge, en abrazo mortal con la niña adulta que nos espera tras el sueño, mientras bebemos el café de la distancia... Sí, quizá le pegue un tiro en la cabeza a Marylin Manson para que deje de aturdir mi espacio de remembranzas; quizá empuje bajo las ruedas del tren a mis amigos para que no interrumpan esta caída hacia tu cuerpo desmembrado en versos lamentables... La flaca narigona de “Mon Ami” sonríe desde la barra porque Valentina ha regresado a la ventana, y desde allí se pone a hacer muecas, empaña el vidrio con el aliento, y luego dibuja corazones rotos...



Marge ahora está detrás del vidrio.Es un crucigrama al que se le escapa una gota de maquillaje que mancha sus historias. En los recuadros de palabras se van armando los días y los atardeceres frente a la playa mientras toma una cerveza y se fuma las nostalgias.Es en el anfiteatro en penumbras donde cobra solidez el recuerdo.Un millón de cartas que Valentina quiere espiar, porque a ella le gusta ser espectadora, y en la expectación puede matar al fantasma de sus soledades acompañadas. También Valentina recibe cartas y llora. No puede tocar el sueño y el sueño cobra la dimensión de mil cuerpos en la oscuridad. A todos les quiere hacer el amor, pero las figuras se vuelven humo de cigarrillos y nudos en la tela de la almohada.Marge…Ella puede ser un son Cubano, un joropo Venezolano, la flecha que arroja el arco hacia lo inesperado, la que ahora dibuja jirafas y caballos alados sobre el cristal empañado de un presente que se funde con el puede ser algún día…A veces ellas se miran y sonríen, porque comparten el mismo punto mágico donde confluye un anhelo…

En la pantalla quedó un hueco negro que acrecienta el vacío. Mis amigos suicidas-frustrados se han marchado y dejaron detrás de ellos el vaho de una muerte que no termina de concretarse. La flaca narigona ahora menea su cansancio mientras limpia la mesa de puchos y cáscaras de maníes, pero igual lleva la sonrisa colgada con ganas, una sensualidad que la redime de sus pocas formas.La formas Marge.Las tuyas, esas que tantas veces adiviné y pude esculpir entre las sábanas. Y aunque quedara luego un regusto de incompletitud, la poca membrana que acerca los cuerpos y los sinsabores, las salivas adivinadas, los olores que persisten, todavía nos siguen uniendo.Cristales que se estiran hasta lo menos imaginado, filigranas que llevan sonidos besos lamentos, cables… La persistencia del deseo crea con su pincel porfiado un atrio cama santuario donde el sudor es el afrodisíaco, la piel que nunca se toca es el motor de la locura…


Hay un sopor que desdibuja los contornos y maltrata a las figuras trasnochadas. El salón de Mon Ami ahora es una semilla acogedora que ondula sus paredes, los gestos adquieren una consistencia algodonosa, el alcohol cobra su presencia en la mirada de los transeúntes que vuelan en cámara lenta con sus copas en la mano, mientras Valentina conversa con su sombra y le dibuja una mueca símil sonrisa. Le dice “hoy la cuelgo de la rama más alta del árbol, junto a la muñeca destripada y al gato del vecino que se comió a mis pájaros. Ahí guardo los recuerdos desagradables…”Ella quiere nutrir su venganza contra el fantasma que le robado el sueño y los corazones flechados que ahora son surcos de agua sobre el vidrio.Un ojo muerto espía desde afuera la quietud alcohólica de un poeta dormido, el desvarío de un viejo rengo que no puede levantarse de su silla, el ronroneo de dos adolescentes que se comen las lenguas y se empachan con salivas, y el dolor decretado por una viuda que conversa con los dibujos del empapelado de las paredes.Valentina se sobresalta al ver el ojo como un agujero diabólico que viola la penumbra, siente su ultraje y piensa que es el ojo de Marge. Sí, es el ojo de Marge acribillado por la distancia y por el puente virtual que rompió sus cables. La sangre en su pupila está quieta, congelada en un dolor que le viene de otras dimensiones donde el anhelo se encuentra tirado en cualquier esquina y se pude tomar con facilidad.“Le viene de lejos” dice Valentina, “el dolor”Y rompe el cristal de un sillazo…
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Carlos Vico

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Abismo





Abismo
Se suicidan los poemas cuando marchas
los ojos se vacían sin horizontes o puesta de sol
y las alas se rompen con un crujido de pesadillas
como se rompe el sonido cuando hay adioses
cuando queda en el extremo de la piel una sombra
un atisbo de aquellas caricias
un beso ido entre las sábanas que se escapa
como una mariposa ebria de soledades
y va a estrellarse en los recuerdos
que se tiran al abismo...

Carlos Vico
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